Los periodistas no debemos hacer nunca juicios de valor, sino contar los hechos tal como ocurren. En este caso se mezclan las dos cosas, es imposible contar un hecho sin emitir un juicio de valor: Brooke Shields posó para Jordache, una legendaria marca de jeans y es inevitable rememorar que lo hizo hace 40 años para Calvin Klein, y hoy en día luce mejor que nunca.
Más allá de lo físico, porque su belleza es innegable y ha sido uno de sus atributos más destacados en el mundo del espectáculo, es la dignidad y prestancia inspiradora que muestra a sus 56 años de edad. Es otro ejemplo de que el tiempo pasa y deja, no solamente arrugas -tan temidas por algunas- sino una distinción y, por qué no, un aura de sabiduría que es mucho más bella que cualquier rasgo físico.
La historia cuenta que Shields solo contaba con 15 años cuando protagonizó aquella campaña de Calvin Klein cuyo enunciado decía «¿Quieres saber qué se interpone entre mis Calvins y yo? Nada», y aunque en aquella época aún no levantaba tanto polvo la sexualización de las mujeres jóvenes, sí fue controvertida y cómo no, si ya era conocida por ser la protagonista de La Laguna Azul (1980), el film que la lanzó al estrellato
Y es que es curioso que el tema de la edad siempre marcó hitos importantes en la ruta de la actriz norteamericana. Apenas recién cumplía los 15 cuando se estrenó aquel film en el que se plantean temas como el desarrollo, el embarazo y la vida en pareja, en una trama polémica en la que una pareja de jóvenes quedaban solos en una isla.
Ahora, vuelve a ser noticia como protagonista de una campaña para Jordache, icónica marca que tiene más de 50 años en el mercado y lejos de lucir como una marca de señoras mayores, muestra con Brooke Shields un auténtico desafío a los parámetros de belleza establecidos por la sociedad y, por supuesto, por la industria de la moda, donde se insiste en darle valor a la juventud como sinónimo de éxito, belleza y elegancia.