A menos de 24 horas del cierre del Festival de Cannes, la Croisette recibió a Georgina Rodríguez por cuarta vez. La alfombra roja del prestigioso certamen cinematográfico ha vuelto a contar con la presencia de la modelo, que ha derrochado fuerza, personalidad y clase a su llegada. Enfundada en un espectacular vestido dorado de malla con corte sirena y espalda cruzada y descubierta, la pareja de Cristiano Ronaldo ha acaparado todas las miradas gracias a su estilismo, pero, sobre todo, a su actitud. Radiante y visiblemente emocionada, la maniquí de raíces argentinas ha vuelto a evidenciar el gran significado que tiene este acto para ella. A sus 29 años, Georgina puede presumir de haber desfilado por la alfombra roja del Festival de Cannes en cuatro ocasiones.
Su primera toma de contacto con el evento que reúne, temporada tras temporada, a los máximos exponentes y estrellas del séptimo arte de alrededor de todo el mundo se produjo en el año 2019. Su debut, que llegó tres años después de que su camino y el del futbolista se cruzaran en la tienda de Gucci donde trabajaba como dependienta, marcó un antes y un después en la imagen que proyectaba al mundo.
En cuestión de poco tiempo, la joven había pasado de ser una mujer anónima de Jaca, bailarina y empleada en la milla de oro madrileña a convertirse en la pareja del hombre más seguido del mundo. Aquel aterrizaje en la red carpet de la Riviera Francesa representó su lanzamiento oficial al estrellato en términos estilísticos.
Para aquel inolvidable momento enmarcado en la 72ª edición del certamen escogió un sensual vestido negro de acabado brillante entallado con corte sirena, cuerpo de corsé y corte a la cintura. A modo de complementos para el atrevido y sensual diseño firmado por el creador tunecino Ali Karouipor, uno de sus diseñadores de cabecera, optó por unas sandalias a tono de Giuseppe Zanotti y joyas de Chopard.
Ese paso de de la influencer por las conocidas escalinatas fue la antesala de lo que terminaría por coronarla como un auténtico referente de moda gracias a uno de los grandes couturiers franceses. También representó uno de los instantes más relevantes que recuerda de su trayectoria hasta la fecha, tal y como ella confesó en el inicio de la primera temporada de su docuserie de Netflix, Soy Georgina. «El día en que cambió mi vida» es el título que eligió para ese capítulo.
Tras una 73ª edición que no desplegó su alfombra roja en la Croisette a causa de la crisis sanitaria, Georgina volvió a causar sensación en 2021, ocasión a la que dio especial protagonismo en su reality. Precisamente en la multitud de minutos de grabación que dedicó al evento mostró como visitaba el atelier parisino de Jean Paul Gaultier, una invitación cuyo fin era escoger una pieza de archivo para impactar como nunca antes en su paso por el certamen. De su encuentro resultó el icónico vestido envolvente y encorsetado de cuero marrón trenzado con gran abertura y flecos, sacado de la colección Alta Costura Primavera/Verano 2010 del modisto, que lució. Gracias a su elección al más puro estilo ‘Xena, la guerrera’ cosechó halagos de la crítica y logró colocar su nombre en titulares que dieron la vuelta al mundo.
«Hemos subido un escalón en el mundo de la moda», reflexionó el agente de la protagonista de la velada, quien reconoció sentirse como una diosa griega y una princesa llevando el diseño.