El Polémico ángulo del Medio Tiempo del Super Bowl: voluntarios en evento millonario

Es innegable que el Super Bowl sea probablemente el evento deportivo por excelencia, porque engloba desde el inherente aspecto de la competencia por el título de la NFL, la parafernalia, la gran ventana de los anunciantes para lanzar sus comerciales más pomposos del año y, desde luego, el siempre mencionado y esperado espectáculo del medio tiempo.

Y sobre este aspecto es que se intentará poner un poco de luz, haciendo notar que a través de recientes denuncias hacen notar que el extremadamente visible y esperado show del medio tiempo tiene grandes áreas de oportunidad, considerando que la buena voluntad y la derrama económica podrían ayudar a dirimir las diferencias.

Mientras millones de personas verán a través de la televisión el espectáculo del medio tiempo del Super Bowl LVI con una alineación de raperos de lujo, como Snoop Dogg, Mary J. Blige, Eminem, Dr. Dre y Kendrick Lamar, lo que no se podrá ver será lo que sucede tras bambalinas en los nueve días previos (y 72 horas en total durante esos días) a que los equipos vayan a los vestidores después de los dos primeros cuartos de acción y dejar espacio a la puesta en escena para el gran show.

La artista de baile y activista, Taja Riley, reveló en entrevista con Los Angeles Times que el elenco en campo para el espectáculo, compuesto de aspirantes a bailarines, actores, cantantes y músicos que son reclutados de equipos de instrucción locales seguramente podrían estar agradecidos de participar en esta oportunidad, quizás, única en la vida, pero sin retribución económica alguna

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Riley no es la única persona que ha hablado al respecto. Las bailarinas Alyson Stoner y Heather Morris, quienes han participado en la serie musical Glee, también han utilizado sus redes sociales para visibilizar esta situación.

Sin embargo, cuando Riley intentó hablar con Fatima Robinson, la coreógrafa en jefe del espectáculo del medio tiempo del próximo Super Bowl, dijo que ésta la bloqueó en Instagram al buscar profundizar en el asunto, sobre todo pidiéndole un mejor trato al talento involucrado con el show. Esto le causó decepción, pues se declaraba admiradora de su trabajo.

«Creo que en un espectáculo que va a mostrar predominantemente personajes, artistas y símbolos de la cultura afroamericana, pienso que esta es la oportunidad de realmente dar un paso al frente y hacer algo al respecto», dijo Riley en un video en su cuenta de Instagram, añadiendo el valor de hacerlo en medio del Mes de la Historia Negra (Black History Month).

Riley ha trabajado como bailarina pagada en espectáculos del medio tiempo de dos Super Bowls anteriores y aunque no participó en las audiciones de este año, siente que es su obligación expresarse acerca de que la empresa Bloc LA, una famosa agencia que representa bailarines en Los Angeles, se acercara a ellos preguntando si ellos querían hacer ‘voluntariado’.

“Esto es mucho más grande que el Super Bowl”, dijo Riley al LA Times, quien es hija del productor discográfico Teddy Riley y ha bailado junto a artistas como Janet Jackson, Beyoncé, Nicki Minaj y Rihanna. “Este es otro ejemplo del problema sistémico en la industria de la danza donde sentimos que estamos siendo intimidados para hacerlo gratis o enfrentarnos a ser boletinados si hablamos”.

La razón por la que se necesitan las 72 horas en total de ensayos para los voluntarios, dicen los organizadores, obedece a «asuntos de seguridad», es decir que sepan dónde van a estar los cables de las cámaras, los efectos de pirotecnia en el campo y para que puedan entrar y abandonar en terreno de juego de forma ordenada y segura.

  “Si un bailarín está sentado esperando que se haga un trabajo, pero tú puedes estar en el campo para el Super Bowl, ¿por qué no querrías hacer esto?”. Robinson dijo. “Lo último que quiero hacer es aprovecharme de los bailarines trabajadores”.

En una época en la que la lucha por los derechos civiles y humanos está más viva que nunca, vale plantearse la reflexión acerca de la necesidad de remunerar a los participantes en el especáculo, por muy menor que sea su participación, pues es un evento que en la ciudad en la que ocurre puede generar una derrama económica cercana a los 600 millones de dólares, sin contar regalías de derechos de retransmisión y otros ingresos alrededor del Super Bowl.